Nació en Madrid en 1081, de padres pobres y virtuosos, y se llamó Isidro de Merlo y Quintana. Casó con una doncella de Torrelaguna, María de la Cabeza, que le dio un hijo, después de cuyo nacimiento hicieron los esposos voto de vivir como hermano y hermana. Viéndose precisado a vivir por sus manos, entró a servir con Iván o Juan de Vargas. Era Isidro gran madrugador y visitaba varias iglesias antes de ir a su trabajo. Personas envidiosas de su virtud le acusaron ante el amo de no trabajar con la diligencia debida. Fue Juan de Vargas una mañana al predio y se encontró a su criado postrado en oración. Pero, cuando iba a reprenderle, vio que unos ángeles hacían por él el trabajo de arar el campo.
En vida y después de muerto obró milagros el santo patrón de Madrid. En un año de sequía hizo brotar una fuente, que sigue manando, junto a la ermita de su nombre. Extremadamente caritativo con las personas, lo era también con los animales. (Un día de una gran nevada dio de comer a los pájaros, vaciando el costal de trigo que llevaba a moler. Llegado al molino, todos pudieron ver que el costal estaba lleno. Estando otro día en la iglesia, fueron a avisarle de que un jumento iba a ser devorado por un lobo. Él siguió rezando y, al salir de la iglesia, vieron al burro paciendo y al lobo muerto a su lado. La esposa de tan gran santo se contagió del don de hacer milagros. En una ocasión, teniendo que cruzar el Jarama, que venía crecido, echó su mantilla sobre las revueltas aguas y pudo pasar a pie enjuto al otro lado.
Después de su muerte, acaecida el 15 de mayo de 1172, Isidro se apareció, en los fragores de Sierra Morena, al rey Alfonso VIII para mostrarle el camino, libre de enemigos, por el que llegar a las Navas de Tolosa. Siglos más tarde, habiendo caído enfermo Felipe III, a su regreso de Lisboa, en Casarrubios del Monte, fue llevado el cuerpo de Isidro al pueblo. Tan pronto como entró la caja en la regia estancia, quedó el monarca limpio de calentura y sanó milagrosamente. Tal fue siempre en Madrid la devoción a Isidro, que se le veneraba como santo desde mucho antes de ser siquiera beatificado.
Es la página correspondiente al 15 de mayo de "El santoral de Luis_Carandell". Gran cronista parlamentario, recopilador de anécdotas de todo tipo ("Celtiberia show"), y un hombre capaz de explicarlo todo con una amenidad y una gracia irrepetibles.
Cuando leo algo suyo, me suena como leido con su voz.
En cuanto al santo que hoy conmemoramos, a resaltar que rezaba junto al ribazo mientras los angeles le labraban el campo.
No me parece a mí un sacrificio muy grande para alcanzar la santidad.
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