De aquella planta tomé esquejes que he ido reproduciendo. El espécimen de la imagen es uno de ellos.
La menta es sobre todo, rústica. Crece en cualquier suelo medianamente sustancioso y no precisa apenas cuidados. Cuando empiece a espigarse (florecer) habrá que recortarla para que crezca durante algún tiempo más tupida y no se afee. Mejor que no le de demasiado sol. Y que no pase sed.
Forma un entramado de raices que llena el tiesto, y aunque pongamos solo un esqueje, si la vamos recortando tendrá muchos brotes. Los esquejes enraizan con mucha facilidad. Basta con cortar una punta de unos 10 cm. (cuando no está en flor) quitarle las hojas inferiores y ponerla en tierra muy húmeda. Garantizado. Renovaremos así la planta cuando envejezca al cabo de varios años.
En invierno, si el clima es severo, practicamente desaparece, pero brotará de nuevo a principios de primavera.
Como podemos recortarla sin miedo cuando la necesitemos, tenemos menta fresca siempre disponible. (Para el té, los mojitos, etc). Tambien podremos recortarla un par de veces al año y congelarla o ponerla a secar.
La distinción entre menta y hierbabuena es arbitraria. No hay tal distinción, salvo la que queramos convenir. Es una especie muy propensa a la hibridación y lo que vemos son híbridos. Según Font Quer la menta digamos auténtica o Mentha piperita procede de Mentha viridis y Mentha aquatica, cruzadas en el SXVII. Tambien según él, la planta de la foto sería una hierbabuena porque el rabillo de las hojas es mas corto.
Es irrelevante.
En la cocina árabe la menta o hierbabuena النعنع tiene especial importancia. Ahí va un ejemplo.
PREPARACIÓN DEL TÉ MORUNO
En Marruecos suelen emplear el té verde, y primero lo escaldan con un chorrito de agua hirviendo, que revuelven en la tetera y lo tiran. Inmediatamente despues, con el té reblandecido y lavado, echan el agua hirviendo necesaria y le añaden un gran manojo de hierbabuena, tan grande, que a todos cuantos no conocen esta forma de prepararlo les parece cantidad excesiva. Pasados unos minutos lo endulzan con grandes trozos de azucar de pilón, fragmentado allí mismo con una macita de madera. A pesar de haber echado azucar en gran cantidad, cuando el moro responsable de la preparación de la bebida echa un chorrito en su vaso para catarlo, casi siempre acaba reconociendo que le falta el punto de dulzor... y echa mas azucar.
De manera que el secreto es este: té en cantidad suficiente, y enormes cantidades de hierbabuena recien colectada y de azúcar de primera calidad.
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