Cuando yo estudiaba elasticidad y resistencia de materiales, al aplicar una tensión creciente sobre una barra de acero, ésta se deformaba , y si retirabamos la tensión la barra recuperaba la forma inicial. Esa era la zona de resiliencia, en la que la deformación era reversible. Mas allá de un cierto valor de tensión se producían deformaciones permanentes, y si aumentabamos mas la tensión, la pieza se rompía.
En psicología, de parecida forma, la resiliencia es la capacidad para sobreponerse a situaciones adversas o calamidades.
Tema psicológico... la resiliencia. Es una acepción de la palabra que he aprendido hace poco.
Debo decir que no me gustan nada los psicólogos y menos la relevancia que se les da en nuestras sociedades ricas. Dejamos en manos de psicólogos que te contraten en un trabajo, que te dejen adoptar un niño, que te den un permiso carcelario, etc etc. Y ellos lo deciden basándose en si mamaste suficiente tiempo, si evitas pisar las juntas de las baldosas, o si dibujas un arbol como ellos esperan. Vaya, toda una ciencia.
El caso es que las pasadas navidades ví por casualidad una modesta exposición de okiagari koboshi.
Son lo que nosotros hemos llamado siempre "tentetiesos", figuras que al intentar volcarlas vuelven a su posición vertical. Solo que procedentes de Japón y decoradas con mucha gracia.
http://www.eikyo.es/2014/exposicion-de-okiagari-koboshi-en-zaragoza/
Son originarias de la zona de Fukushima, tristemente famosa por la calamidad del tsunami y el posterior accidente nuclear.
Representan precisamente eso, la resiliencia. La idea de que hay que sobreponerse a las desgracias.
Dicen que la vida nos obsequia a cada uno con un promedio de 2 ó 3 desgracias. (Hablamos de desgracias de verdad, no de perder el pelo, divorciarte o que se te muera el perro). Como en toda estadística, hay quien tiene una vida mas o menos feliz, y quien es un sumidero de desgracias. Es lo que tienen los promedios.
Los seres vivos estamos hechos para ser resilientes. Hay que sobrevivir a las desgracias porque la alternativa individual es morirse, y la colectiva es extinguirse. La biología pone de su parte y hace que el paso del tiempo mitigue la percepción de los sufrimientos pasados.
Cuando no teníamos tanto psicólogo suelto diciendo tonterías, echábamos mano del cura, y de la sabiduría tradicional. Hay frases hechas que ahondan en la desgracia y otras que "estimulan la resiliencia". De estas últimas, ahí van algunas perlas:
Desnudo nací, desnudo me hallo: ni pierdo ni gano
Donde una puerta se cierra, otra se abre.
Habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca.
¡ Que Dios nos de salud para recordarlo !
Lo que no mata, engorda. (Esta es tremenda)
Y si hay un personaje resiliente y con sentido práctico en el refranero, ese debió ser aquel hijo, que viendo prolongarse la agonía del padre y avanzar la noche, se lamentó:
Ni se muere padre, ni cenamos.
Las fotos no son muy buenas, las hice con el movil.
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