¿Recuerdas la canción que decía?
Mi mono Amedio y yo
pasamos muy buenos ratos
echando pan a los patos...
Pues ya no. El ayuntamiento de Zaragoza nos advierte de que los patos tienen que comer gusanos, insectos y algas, o sea, buscarse la vida. Lo que les gusta no es lo que les conviene.
A mí me pasa lo mismo. Me gusta el codillo de cerdo, los huevos fritos y el vino, pero lo que "me hace bien" es el brócoli y las acelgas.
Hay una discordancia clara entre lo bueno y lo sano. Intentemos encontrar un equilibrio.
En adelante, cuando vaya con mi nieto a ver los patos, me llevaré un trozo de pan en el bolsillo del abrigo y nos organizamos:
Mientras él les echa el pan yo vigilo, y si vienen los urbanos grito "¡Agua!".
Entonces tiramos toda la mercancía en la papelera y salimos corriendo. Es un plan sin fisuras.
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