Pilatos le preguntó: ¿No hay, pues, verdad sobre esta tierra?
Y Jesús dijo: Mira cómo los que manifiestan la verdad sobre la tierra son juzgados por los que tienen poder sobre la tierra.

lunes, 12 de agosto de 2024

In memoriam



Se llamaba José Sada, pero todos le conocían como el Tio José. Corta estatura, denso pelo blanco, cabeza gorda y potente voz de barítono. Era uno de los 6 ú 8 carpinteros que mataban las mañanas de los domingos charlando en una chopera, a la orilla del Ebro. Yo tendría unos 10 años, y mi padre me llevaba con él a aquellas tertulias.

Aquella mañana de enero había helado por la noche y la niebla no terminaba de levantarse. Encendieron una hoguera y varios de ellos la atizaban de vez en cuando con un palo. La conversación iba de días buenos y malos, y el Tio José contó su “día mas feliz”:

Fue -explicó- un día de mucho frío, como hoy. Estábamos en el frente de Teruel y llevábamos semanas o puede que meses, acosados por la artillería y la aviación, avanzando y retrocediendo, recogiendo los muertos que eran muchos, malcomidos, llenos de piojos, agotados.

En uno de aquellos avances me alcanzó un tiro en una pierna. Me echaron en una camilla y me llevaron a retaguardia. El primer sanitario que vio la herida dijo:
- ¡Chaval, para ti se ha acabado la guerra!

Ese fue el mejor día de mi vida, y aquella frase la más bonita que me han dicho nunca.

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En aquel mentidero de carpinteros, yo aprendí rudimentos de política (eran antifranquistas) y de filosofía. Sobre esto último, el Tio José repetía a menudo:
Tan mala es la abundancia como la escasez.
Frase que pide mármol, y muy de actualidad en nuestros ricos países occidentales.

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