El COVID le pilló adolescente. Estaba vacunado pero se contagió, tuvo fuertes fiebres y algún problema respiratorio. Le ingresaron unos días.
- ¡Autismo! Decía su madre. Se ha vuelto autista por culpa de las vacunas. Lo he leído en twitter.
Le llevaron a una psicóloga. Pagando, porque en la Seguridad Social decían que estaba bien, que sólo es que era un chico tímido.
La psicóloga, le mandó escribir: Llevar un diario, poner el nombre en sus cosas, pegar etiquetas con anotaciones... Eso le haría centrarse, expresarse, coger confianza. Y lo hizo, ¡Vaya si lo hizo!
En su tazón de desayuno puso "leche", en la mochila escribió "libros", en la puerta de su armario "ropa", y así con todo.
Han pasado ¿Cinco años? Ahora es un joven universitario como tantos. Sus "rarezas" están olvidadas.
Tenía una novia con la que rompió la semana pasada. Se despidieron por la tarde en un banco del parque. El volvió al banco al día siguiente y escribió en el respaldo:
"banco de decir adiós".
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