Pilatos le preguntó: ¿No hay, pues, verdad sobre esta tierra?
Y Jesús dijo: Mira cómo los que manifiestan la verdad sobre la tierra son juzgados por los que tienen poder sobre la tierra.

domingo, 15 de mayo de 2022

El zapatero y el agua.

 


El concepto clave es  “tensión superficial”.

Las moléculas de agua tienen forma de compás abierto, con el oxígeno en el centro y los hidrógenos en las puntas, lo que hace que haya una parte mas negativa (el oxígeno) y otra mas positiva (los hidrógenos). Decimos que es una molécula polar.

Esto hace que las moléculas se atraigan entre sí unas a otras, cada molécula se rodea de otras 4.

Pero en la superficie esta atracción se da solo hacia el interior. Y el resultado es que se produce una tensión cuyo efecto es como si hubiese una membrana que envuelve al agua.


Todo esto el zapatero no lo sabe porque no hizo el bachillerato, pero eso no le impide ser un artista de la tensión superficial del agua.

Tiene las patas cubiertas de pelillos aceitosos, que repelen el agua y actúan como flotadores.

Las patas traseras son largas, y le sirven como esquíes y para controlar la dirección, para girar a un lado u otro según las oriente. Las patas de en medio que son mas largas todavía, las usa para impulsarse, como los bastones del esquiador. El tipo es un especialista.

Y además le quedan libres las dos patas delanteras para coger a otros pobres insectos, sujetarlos, llevárselos a la boca, echarles un salivazo que les disuelve la carne y luego sorberlos. Que a nosotros esto nos resulta interesante, porque suele comerse las larvas de mosquito.


En la foto de arriba es muy curioso observar la sombra que deja el zapatero en el fondo del río. Se ve la zona de la “membrana” del agua que está afectada por su peso.

La tensión superficial hace que cuando lavemos la ropa, el agua no penetre bien en el interior del tejido. Por eso los detergentes llevan aditivos que se llaman tensioactivos. Disminuyen la tensión y el agua penetra mejor, “moja mas”. Pasa lo mismo al lavar con agua caliente, disminuye la tensión superficial.

Un experimento curioso es poner el zapatero en un barreño con agua. Si le añadimos unas gotas de lavavajillas, disminuye la tensión del agua. La “membrana superficial” ya no aguanta el peso del zapatero y el pobre se hunde sin entender lo que pasa.



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